En la quinta jornada de acercamiento a la música en el centro cívico de 
Marantes, nos dedicamos a potenciar la expresión corporal
 por medio del baile y los juegos musicales, que pretendíamos sirviesen 
para desinhibir y generar conciencia de la capacidad de la música para 
apoyar el movimiento. Con este fin, nos convertimos en miembros de la 
tribu himba de Namibia, que cantaban y bailaban,
 en animales desorientados que buscaban sus parejas de especie, o mimos 
que transmitirán mensajes por teléfonos estropeados; actividades con las
 que disfrutamos y aprendimos muchísimo. Aprovechamos también para 
practicar un poco con la guitarra, de la mano
 de Adrián que recordó el acorde de La y mostró el de Mí.
A
 lo largo de la sesión, encontramos un gran entusiasmo en casi todas las
 actividades, que se distribuyen correctamente en
 cuestión de tiempos. Sin embargo, puliríamos algunas de ellas, como la 
de los animales o la canción de campamento porque estaban pensadas para 
grupos más grandes. Así mismo, nos gustaría crear ambientes cercanos, 
donde se introdujesen elementos de su vida cotidiana
 con los que se pudiesen identificar fácilmente. Para ello atendimos a 
las canciones que más les gustaban, materia en la que comprobamos, 
estábamos perdidos.
Esperamos poder volver a encontrarnos con estos músicos en potencia
Irene, Adrián y Sofía




